La vida exige una serie de condiciones en el Universo, en el Sol, en el planeta Tierra. Los pasos por los cuales la vida aparece en la Tierra pueden de alguna manera entenderse, al menos en las fases que se llaman prebióticas, en términos de procesos químicos normales que dan lugar a algunos de los elementos fundamentales de la célula, como son los aminoácidos, azúcares y bases.
Sin embargo, no hay una solución satisfactoria de cómo empieza la vida, y menos todavía de como empieza de una manera sencilla y luego se va desarrollando en formas cada vez más complicadas. Pero no hay lugar a dudas de que así ha ocurrido; los restos fósiles en las capas sedimentarias de centenares de millones de años muestran un aumento gradual de variedad y de complicación en la vida. Durante la mayor parte de la existencia de vida en la Tierra , solamente encontramos seres unicelulares, células diversas, pero sueltas. Fué necesario esperar más de otros 2.OOO millones de años desde que apareció la vida, para que apareciesen seres pluricelulares: un nivel de organización naturalmente muchísimo mayor, más flexible.
Para que se desarrollen los seres pluricelulares de una manera eficiente, hace falta una fuente de energía que tiene que ser abundante y también eficiente. Esa fuente de energía es el oxígeno, y por eso la vida no pudo desarrollarse en la Tierra en formas complicadas hasta que la Tierra adquirió una atmósfera con suficiente cantidad de oxígeno.
Al principio, la atmósfera terrestre carecía de oxígeno. En realidad, para las primeras formas vivientes, el oxígeno hubiese sido un veneno; pero después, como dicen a veces los textos de una manera un tanto pueril, la Naturaleza "inventó" la fotosíntesis. De hecho, se encuentran fósiles de células que, siendo todavía células sencillas, tenían la capacidad de utilizar el anhídrido carbónico de la atmósfera, que era muy abundante, y el agua, y con la acción de la luz solar, producir una reacción que liberara oxígeno. La fotosíntesis utiliza anhídrido carbónico y agua para formar hidratos de carbono, liberando oxígeno. Los hidratos de carbono son, por ejemplo, la celulosa de las plantas, los azúcares, etc.
Poco a poco, se va enriqueciendo la atmósfera con el oxígeno producido. Durante muchos millones de años fue aumentando la proporción de oxígeno en la atmósfera. Por fin, cuando esta proporción fue suficiente, se dio un cambio por el que el oxígeno se utilizó para la respiración; es el medio de producir energía en gran cantidad por reacciones químicas de oxidación que hacen posible la existencia de organismos de gran tamaño y complejidad.
Estos organismos primero aparecen en los mares; toda vida aparece en un medio líquido. Existen todavía algas unicelulares verdes capaces de la función clorofílica; algas semejantes empezaron a producir el oxígeno que enriqueció la atmósfera. Así, poco a poco, comienza la diversificación de formas vivientes, cada vez de mayor complejidad. Primero los celentéreos, toda clase de pólipos; después peces. Es un gran paso evolutivo la aparición de los cordados, los que tienen un sistema nervioso que forma el eje básico de todo organismo superior, permitiendo una centralización de la estructura. El cerebro, aún primitivo, controla todas las actividades del organismo. Estos cordados llegan luego a ser vertebrados cuando esa cuerda de fibras nerviosas queda protegida por las vértebras; como ocurre ya en los peces.
Durante muchos millones de años hubo vida solamente en los océanos. No había vida en los continentes. No sabemos exactamente qué pasos se dieron para que las plantas, que antes eran sólo algas en los océanos, llegasen también a invadir la tierra. Pero cuando la tierra seca queda cubierta de vegetación, naturalmente la función clorofílica se hace mucho más intensa, aumenta más la cantidad de oxígeno en la atmósfera, y empiezan a pulular los animales, primero los anfibios, luego los reptiles, y de los reptiles se originan las aves.
Los reptiles alcanzaron un desarrollo extraordinario; durante unos 1OO millones de años fueron la forma de vida más avanzada en la Tierra , y todo el mundo ha oído hablar de los dinosaurios, los reptiles más imponentes que han existido nunca. Hace 65 millones de años, algo catastrófico ocurrió y los dinosaurios pasaron a la historia. Hay razones suficientes hoy día, para pensar que un impacto de un asteroide de unos 1O km. de diámetro fue uno de los factores cruciales para la extinción de los dinosaurios.
Se encuentra en los terrenos sedimentarios, de hace unos 65 millones de años, una capa arcillosa muy delgada, de unos dos centímetros de espesor, que tiene gran cantidad del elemento iridio, que es un elemento parecido al platino y muy raro en la Tierra. En esa capa de arcilla hay cientos de veces más iridio de lo normal, y esto en toda la Tierra. Se ha encontrado ese iridio en Italia, en Dinamarca, en España, en Sudáfrica, Norteamérica, etc. No hay una fuente lógica de iridio aquí en la Tierra que pueda repentinamente salir a la superficie y aparecer en esos terrenos sedimentarios. La única explicación lógica es que el iridio, que a veces se encuentra con cierta abundancia en meteoritos, vino en un meteorito de gran tamaño que cayó sobre la Tierra y que produjo una catástrofe, sobre todo climatológica, que pudo bastar para no sólo diezmar a a los dinosaurios, sino para extinguir casi el 9O% de todas las especies de animales que vivían en la Tierra en aquella época. Fue la época de la gran muerte, la gran extinción.
No sabemos con certeza dónde cayó el meteorito: probablemente en el Caribe.y en la península del Yucatán. El impacto de un peñasco de 1O km. de diámetro, entrando en la atmósfera a 3O km. por segundo aproximadamente, causa, en primer lugar, una tremenda onda de choque de miles de grados que arrasa incendia todo. Luego el impacto da lugar a la formación de un cráter gigantesco ( 160 km de diámetro) con terremotos y, posiblemente, incluso erupciones volcánicas subsiguientes. Todo eso lanza a la atmósfera millones de toneladas de polvo y de humos, y puede causar una especie de invierno de varios años de duración, cargando la atmósfera de materia opaca.
Esto llevaría a que la mayor parte de las plantas se muriesen por falta de luz solar; muriéndose las plantas, se mueren los animales que se alimentan de ellas, y cuando éstos desaparecen, desaparecen también los animales que se alimentaban de los primeros. El resultado es esa "gran muerte". Posiblemente, no fue algo tan rápido como para decir que todo se acabó en un par de años o así, pero una vez que se desequilibró totalmente la fauna y la flora de la Tierra por ese impacto, se dio una extinción tal vez gradual, durante cientos o miles de años; pero el resultado es que los dinosaurios desaparecen, junto con el 80% de todos los vivientes. Así queda el camino libre para la evolución de los mamíferos. Hasta que desaparecieron todos los dinosaurios, los mamíferos eran sólo del tamaño de ratas o conejos; pero una vez que desaparecen aquellos, son los mamíferos -la forma más evolucionada- los que comienzan a llenar todos los huecos ecológicos que quedan.
Hay trasformaciones muy curiosas, muy difíciles también de explicar por la adaptación al medio. Por ejemplo, ¿por qué habían de evolucionar los mamíferos para volverse al océano y convertirse en delfines o ballenas?. Realmente, parece que no tiene sentido. Si estaban adaptados a la tierra firme, aunque se metiesen a nadar por la costa ¿cómo van a evolucionar para perder el uso de los cuatro miembros normales, que se transforman exteriormente en algo como aletas, y desarrollan también todo un nuevo sistema metabólico para poder pasarse media hora sin respirar bajo el agua?.
Todo esto parece muy difícil de explicar por la teoría clásica de que pequeñas mutaciones, poco a poco, hacen que el animal esté más adaptado a su medio.
El resultado de 6O millones de años de evolución después de los dinosaurios es que llegamos por fin a los primates. Estos aparecen en diversos tipos, en diversos puntos del planeta, pero hoy se cree que su mayor desarrollo ocurrió en África. Aquí empiezan otra vez las conjeturas, y comienzan las frases un tanto vagas y optimistas para decir que esos primates eran arbóreos, pero que tal vez porque se les acababa la fruta de los árboles, o nadie sabe por qué, decidieron bajarse de los árboles, y una vez que lo hacían, para poder ver lo que había alrededor, tenían que erguirse sobre las patas traseras. Como consecuencia quedaba la cabeza libre para desarrollarse, por no estar ya inclinada hacia el suelo, lo que llevaría a que se desarrollase más el cerebro. Se podría objetar a los que opinan así, que los pollos (y los avestruces) llevan la cabeza bien erguida, y sin embargo, no se destaca mucho el desarrollo de su cerebro.
De hecho sí va aumentando el tamaño del cerebro, y, al mismo tiempo que esto ocurre y que se adopta la postura bípeda, empieza un tipo de comportamiento que podemos reconstruir muy superficialmente, pero que parece que lleva a la utilización de las manos, que ahora están libres, para usar algo como instrumentos burdos, una estaca, una piedra...
Esto no es inteligencia todavía; recordemos que hay animales que hacen cosas maravillosas, y le llamamos a eso instinto, no inteligencia. Por ejemplo, hay un tipo de marmota marina que se come ostras, y para abrirlas hace la plancha, se coloca una piedra sobre el pecho, encima pone la ostra, y con otra piedra la casca. Eso podría pensar uno que muestra inteligencia, ya que está utilizando un instrumento; pero no es más inteligente que el que un pájaro construya un nido tejiendo unas ramitas de una manera extraordinariamente eficiente, tejiendo unas ramitas de una manera que nos volvería locos a nosotros si tratamos de imitarle.
Este tipo de comportamiento no es inteligencia, sino instinto. ¿Qué quiere decir instinto? Es una palabra que significa que es un comportamiento genéticamente programado: no se aprende, y no aumenta la eficiencia de una generación a otra. De la misma manera que tenemos genéticamente programado el que una cría de mamífero sepa mamar desde el primer momento, y de la misma manera que tenemos genéticamente programado el buscar el alimento, y los animales todos saben hacerlo, también puede estar genéticamente programado el construirse un nido, el utilizar incluso piedras para buscar comida.
Hace unos años, en uno de los programas de Rodríguez de la Fuente , aparecía un pájaro que tiene la peculiaridad de tirar piedras contra los huevos de otros pájaros para romperlos y bebérselos. Cogieron un huevo de esta especie, lo incubaron en una casa, de modo que el pájaro jamás vio a otro pájaro, ni un huevo ni ninguna cosa relacionada con ellos, y cuando ya era adulto, le pusieron un huevo al lado. Inmediatamente empezó a hacer una serie de gestos, y a coger piedrecitas, y a tirarlas en distintas direcciones, hasta que al final las tiró encima del huevo, y cuando se rompió, se lo bebió; entonces ya "supo" hacerlo. De modo que llevaba ese programa dentro, y en el momento en que se le pone en esa situación apropiada, empieza a funcionar el programa interno, y hace esa serie de gestos para comerse lo que va a ser su alimento normal.
Todo esto ocurre, y ocurre a lo largo de tiempos enormes. ¿Puede esto llegar incluso a la utilización del fuego sin inteligencia?. Ya es más difícil responder, pero no parece imposible que un programa genético para la utilización de piedras o de estacas pueda extenderse también a la utilización del fuego si lo hay por allí. Otra cosa es hacerlo por cuenta propia; pero no lo sabemos. El hecho es que cuando encontramos fósiles de estos primates, si encontramos fuego, no sabemos si lo hicieron ellos o si cayó un rayo, por ejemplo, y ellos lo aprovecharon luego. Tampoco unos útiles toscos de piedra son indicio claro de inteligencia.
La aparición, finalmente, de la inteligencia, se prueba por la presencia de conceptos abstractos, como ideas de arte o supervivencia. Cuando aparecen enterramientos, entonces podemos estar seguros de que hay inteligencia. Cuando aparece arte, lo mismo. Un enterramiento presupone una serie de conceptos relacionados con la muerte, la supervivencia del difunto, que no tienen absolutamente nada que ver con ese manipular piedras o maderas, del comportamiento programado genéticamente. Y cuando aparece arte, lo mismo. Ningún animal concibe arte; ningún animal piensa en algo que hacer, con planificación consciente.
Cuando aparece la inteligencia tenemos ya al hombre, a la persona humana. ¿En qué está la diferencia desde el punto de vista biológico?. Se suele decir que la diferencia es que el hombre tiene un cerebro más desarrollado, y que por lo tanto, es capaz de mayor inteligencia. Esto es incorrecto, dicho en general. El delfín tiene un cerebro más grande que el nuestro, con mayor número de circunvoluciones que el nuestro; el elefante tiene un cerebro más grande que el nuestro; ninguno de ellos tiene inteligencia. De modo que el tamaño del cerebro no es un índice seguro de inteligencia.
¿Hace falta un cerebro desarrollado para ser inteligente?. Sí, pero la inteligencia no se mide por los gramos de cerebro. Afirmar, como hacen muchos materialistas, que la inteligencia es solamente la consecuencia de una mayor estructuración, de un mayor desarrollo del cerebro, es un salto lógico totalmente sin base. Si fuese así, tendría que haber una correlación fija entre tamaño de cerebro e inteligencia.
Aún dentro del hombre, el cerebro típico de un Neanderthal era mayor que el nuestro. Y hoy día se sabe perfectamente, que no hay relación entre el tamaño de la cabeza de una persona y su inteligencia. Cuando Einstein murió, le quisieron analizar el cerebro para ver si tenía algo especial: no encontraron nada.
Hace poco apareció en una revista un caso muy curioso de un estudiante de una universidad americana. Estaba haciendo su doctorado en matemáticas, y era un alumno excepcional: había hecho ya trabajos originales de investigación en alta matemática, había publicado artículos; y, al mismo tiempo, no era la típica persona rara, sino que era simpático, se llevaba bien con todos, le gustaban los deportes, la música. Una persona verdaderamente extraordinaria. Tenía una cabeza de tamaño respetable. A alguien del Departamento de Psicología se le ocurrió pedirle que le permitiese hacer unas radiografías de su cabeza. Se las hicieron, y para sorpresa brutal de todos, se encontró que era un caso de hidrocefalia, en que prácticamente toda la cavidad craneal está llena de líquido linfático, y que la capa de células de materia gris era solamente la décima parte del espesor normal. ¿Qué quiere decir esto?. Que la inteligencia no se mide por los gramos de cerebro y de materia gris. Es otra cosa distinta.
Algunos autores en años recientes, incluso autores que hablan desde el punto de vista de la Filosofía (y de una Filosofía que quiere ser coherente con todo lo que es la Fe Católica ), tratan de reducir la inteligencia a una especie de "efloración" de la materia, suficientemente estructurada. Utilizan una palabra mágica, el "emergentismo"; dicen que la inteligencia emerge de la estructura de la materia, cuando ésta alcanza un grado de estructuración suficiente.
Cuando alguien dice "emerge", se le puede preguntar dónde estaba sumergida, si el uso de la palabra emerge ha de ser unívoco. ¿Que es lo que sale?, ¿de dónde sale?, ¿cómo sale?. Lo demás son palabras sin sentido. Decir que la inteligencia "emerge de la materia", es lo mismo que decir que la materia existía ya y ahora hay inteligencia, pero no se sabe más. Es una palabra que cubre la ignorancia, pero que no dice ni explica nada.
Otros, incluso desde el punto de vista de la Teología , dicen que la concepción del hombre en el Antiguo Testamento es que el hombre es materia, y que no hay distinción entre la materia y el espíritu en el hombre, entre cuerpo y alma. Que el hombre es "cuerpo viviente"; que la palabra espíritu sólo significa algo así como respiración, anhélito, y que Dios infunde esa respiración, en la materia, haciéndola materia viviente. Pero no hay ninguna distinción de alma como algo espiritual distinto de
la materia.
Suponiendo que sea así en los libros más primitivos de la Biblia , no debemos olvidar que los libros de la Biblia no están para enseñarnos ciencia. Si se "equivocaban", (entre comillas porque no era una afirmación que importaba a la Biblia ), pero si se "equivocaban" literalmente, al decir en el Génesis que el mundo se crea en seis días, también se pueden equivocar al decir que el hombre está hecho de materia con ese anhélito, con esa respiración añadida. No es más científico lo uno que lo otro; es un modo de hablar popular, propio de un pueblo en que estas ideas se van refinando poco a poco; y sólo en los últimos libros de la Biblia , aparece claramente la idea de supervivencia después de la muerte.
En los primeros libros de la Biblia , se dice que la persona se muere, y se acabó todo, y hay una serie de salmos (el 88 ,por ejemplo) en los que el texto viene a decir que se puede alabar a Dios mientras se está vivo, y que después ya no se puede hacer nada. Y el Libro de la Sabiduría , de Salomón, tomado al pie de la letra, es de lo más mundano que se puede decir; termina aceptando que lo único que se puede tener en esta vida es gozar, vivir bien y tener bastante que comer y buenos amigos, porque después, tanto el necio como el sabio, van a la tumba y todo se acabó.
Las ideas en la Biblia , también evolucionaron, con una evolución en que Dios va enseñando poco a poco a un pueblo muy primitivo, muy poco dado a lo espiritual. Le enseña que hay más que la materia, que hay más que esta vida, y que hay más que las ideas que tienen en común en su cultura con los pueblos de alrededor. Por lo tanto, no podemos agarrarnos a unos textos de los libros más antiguos de la Biblia , y decir que eso es lo que nos muestra la Revelación con respecto a un punto o a otro.
Así llegamos a la época de Cristo, en que El tiene que echarles en cara a los saduceos, que no entienden la Biblia cuando niegan la Resurrección , porque seguían esa misma idea de que el hombre se acababa con la muerte, y ya no había más que hacer. Cristo les dice: "erráis porque no entendéis las escrituras ni el poder de Dios", y más tarde: "Dios es Dios de vivos y no de muertos". Es el Dios de Abraham y de Isaac y de Jacob, que bien muertos están, pero que están vivos todavía en otro plano, en una forma distinta de existencia.
Por tanto, si alguna vez alguien presenta como la concepción bíblica del hombre, la idea de que es simplemente materia, pero materia vivificada por algo que no es nuevo ni es de otro orden, está en error. Esa no es la concepción bíblica; es una concepción primitiva de la Biblia , antes de estar desarrollado totalmente lo que es el esquema filosófico y teológico que luego aparece.
A veces, cuando hablo de esto, algún oyente, de una forma un tanto acusatoria y asombrada, me pregunta si soy dualista. Efectivamente. Dualista quiere decir que admito que en el hombre hay dos cosas distintas. materia y espíritu. ¿Por qué tengo que reducirlo todo a uno?. En Ciencia cuando no encontramos razón suficiente de un fenómeno en lo conocido, aceptamos que hay algo más que tenemos que postular y admitir para explicar el nuevo fenómeno. Por ejemplo, si veo que dos partículas que por tener masa, deben atraerse, sin embargo se repelen, pienso que ahí hay algo más que la masa. Entonces invento un nombre y le llamo "carga eléctrica", y digo que además de tener masa, tienen carga eléctrica, que es la única posible explicación de que estas dos masas se repelan. Y si luego no me basta con la carga eléctrica, porque veo que hay partículas que tienen igual carga eléctrica e igual masa pero que se comportan de distinta manera, digo que tiene que haber algo nuevo, y le llamo "spin". Y cuando no me basta con esto, encuentro que hacen falta otras propiedades más, y en la Física moderna se habla de la "carga de color" y de la "carga de sabor"; y si no bastan dos, se postulan tres, y cuando éstas no bastan se postulan seis. Para explicar los datos experimentales, hace falta buscar nuevas causas cuando las anteriores no son suficientes.
De la misma manera, en el caso del hombre, encontramos un nivel de actividad que no puede explicarse por actividad de la materia. Por lo tanto, tengo derecho y obligación científicamente, de decir que hay una nueva causa.
¿Qué quiere decir que no se explica por actividad de la materia?. En primer lugar, vamos a clarificar el concepto de materia.
A las cosas las conocemos por lo que hacen; la única manera de saber lo que algo es, es observar su actividad, pues no tenemos una intuición directa de las esencias de las cosas. Toda la actividad de la materia, la Física la explica por medio de cuatro fuerzas, nada más. Cuatro fuerzas que son: la fuerza gravitatoria, la fuerza electromagnética, y dos fuerzas nucleares, una que llamamos fuerte, y otra débil.
Materia es todo y sólo aquello que tiene una actividad por medio de una de estas fuerzas; si tiene una interacción por una de estas fuerzas, es materia; si no, no lo es. Por ejemplo ¿es materia la luz? Sí, porque es pura actividad electromagnética; ¿es materia el vacío físico? Sí, porque tiene una interacción electromagnética y gravitatoria; ¿es materia el neutrino que no tiene masa, ni carga eléctrica, ni tamaño? Sí, porque tiene interacción por la fuerza nuclear débil, etc. Cualquier elemento, cualquier parte del Universo conocido, es conocido porque es capaz de una interacción a través de, al menos, una de estas fuerzas. Si algo no puede explicarse por ninguna de esas fuerzas, entonces no es materia.
Ahora bien, ¿se puede explicar el pensamiento por alguna de estas fuerzas? La respuesta es, incondicionalmente, no. El pensamiento no es el resultado de actividades gravitatorias, ni produce fuerza gravitatoria alguna. El pensamiento tampoco tiene actividades nucleares. Es verdad que en el funcionamiento del cerebro se dan actividades eléctricas, como se dan actividades eléctricas en el funcionamiento de un dedo; la actividad de las células es de tipo electromagnético, pero el que se den actividades electromagnéticas no quiere decir que estas expliquen el pensamiento.
No hay correlación alguna entre la actividad electromagnética y el contenido de significado del pensamiento, que es algo totalmente nuevo. El que el pensamiento tenga coherencia, que tenga sentido, eso no lo dan las fuerzas electromagnéticas, ni se puede jamás, por mucho que se pongan alambres en la cabeza de alguien mientras está pensando, deducir el contenido de ese pensamiento, ni si es un pensamiento correcto o equivocado, o vale para algo o no. La actividad del cerebro, desde el punto de vista de gasto de energía, etc., es lo mismo si se está pensando en un partido de fútbol, que en la Teoría de la Relatividad. No hay correlación alguna. Así pues, toda afirmación de que el pensamiento se reduce a la actividad de las neuronas, es una afirmación a priori, no tiene base alguna en qué fundarse. Quien lo afirma, lo dice por prejuicio materialista, no por tener razón alguna.
A este respecto es importante también aclarar conceptos con respecto a lo que se llama "Inteligencia Artificial", y a los ordenadores electrónicos. ¿Dónde está la inteligencia artificial? Es una de esas palabras que se usan de una forma totalmente equívoca. Tenemos una tendencia muy grande a antropomorfizar las cosas, a atribuir características humanas a las máquinas; pero el que usemos nombres como "Inteligencia Artificial", no quiere decir que la haya en un sentido estricto. Por ejemplo, dice Hawking, en el famoso libro de " La Historia del Tiempo ", que un ordenador tiene memoria del pasado. Se le puede responder que tiene el mismo tipo de memoria que el cajón de la mesa; si le meto allí un papel escrito, tiene memoria. En el ordenador escribo en cinta magnética en lugar de hacerlo en papel, pero el ordenador no tiene más memoria que el cajón de la mesa. ¿Qué derecho tenemos a usar la palabra "memoria", que supone una consciencia de saber lo que se sabe, para una máquina donde hemos guardado una cosa escrita, que sólo tiene sentido para nosotros, y no para la máquina? Eso es falso.
Lo mismo, decir que es inteligente un ordenador, porque juega al ajedrez y gana a un ajedrecista consumado; eso es tan falso como decir que tiene inteligencia un automóvil porque corre más que yo. Porque ni el ordenador sabe que le gana a nadie, ni tiene ningún interés en jugar al ajedrez. Como decía un autor hablando de este tema: "Yo creeré que el ordenador es inteligente, cuando le escriba en el teclado PARTIDA DE AJEDREZ, y conteste NO TENGO GANAS".
Tal vez tenemos que darnos cuenta de que el hecho de que las cosas ocurran de una forma misteriosa, invisible, en una caja negra, a gran velocidad, nos lleva a darles un cierto valor mágico. Pero se puede hacer un ordenador, y se ha hecho, a base de tuberías de agua y grifos, porque no necesita ser nada mágico. Se puede hacer un ordenador con cualquier sistema en que haya algún tipo de conmutador que deja o no deja pasar una señal, y esa señal puede ser agua, puede ser aire, o puede ser corriente eléctrica. En un caso es un grifo, y en otro uso un transistor, pero lo único que hacen es dejar pasar la corriente de agua o eléctrica; nada más. Y al final, después de todas las operaciones del ordenador, lo único que ocurre es que la corriente de agua o eléctrica, pasa o no pasa; si pasa, yo lo interpreto que significa que sí, y si no pasa, lo interpreto que significa que no; pero para el ordenador no significa nada.
De modo que no caigamos en la puerilidad de creernos todo lo que se dice sobre que el hombre está ya haciendo una inteligencia artificial, que dentro de poco existirá una inteligencia más potente que la humana, y que por lo tanto, el cerebro humano es un ordenador que tal y cual... ; todo esto es hablar por hablar. Ningún ordenador sabe lo que hace, y eso es lo que hace falta para ser inteligente.
En una función de la inteligencia se da sentido, se da significado. Al hablar, lo que es físicamente nada más una vibración del aire, es un medio de comunicar significados. Esto no puede hacerse con simples vibraciones de aire, ni se pueden comunicar significados simplemente con un garabato en un papel. El significado se da cuando uno conscientemente, atribuye un contenido al garabato, o al sonido. Se me dice a veces: "el significado puede aparecer por azar". Yo puedo tener cuatro letras, escritas en cuatro fichas de madera, y tiro esas cuatro fichas al suelo, una y otra vez, y salen toda una clase de combinaciones raras. Por ejemplo, RMAO, MROA, AMRO,... De repente, en una tirada sale ROMA, y se me dice: "ya apareció el significado por azar".
Para un chino ¿qué significado tiene?. El significado lo tiene para mí porque yo se lo he dado arbitrariamente; en sí no tiene significado alguno, son nuevos garabatos. Yo no sé taquigrafía y, si veo una página escrita por un taquígrafo, para mí son meros garabatos, o veo los jeroglíficos egipcios o lo que escriben los chinos, y son garabatos. Si uno no ha puesto allí un significado arbitrariamente, son sólo eso, garabatos.
Aunque millones de monos ante millones de máquinas de escribir hubiesen producido por azar las páginas del "Quijote" (lo que incluso estadísticamente es imposible), todavía esas páginas sólo tienen significado si alguien antes ha inventado el idioma español y ha hecho que esos conceptos correspondan a los sonidos y a las palabras de un libro; si no, no tiene absolutamente ningún sentido.
De modo que toda esa palabrería acerca del azar y la inteligencia artificial y los monos y todo eso, no tiene ningún valor científico. Lo único que sabemos es que el significado sólo se da en la actividad de la inteligencia humana. No se encuentra a ningún otro nivel. La comunicación de una idea abstracta, por ejemplo, la idea del "honor" no se encuentra a ningún nivel de la naturaleza, sino en la inteligencia humana. El desarrollo de algo tan complejo, como es la matemática, que se basa en conceptos abstractos, sólo se puede dar si hay verdadera inteligencia. Y lo mismo diríamos de la poesía o de cualquier otra actividad semejante. Es propia de la inteligencia. Sólo se da en el hombre.
Y, como toda esa actividad tiene características que no son reductibles a las cuatro fuerzas de la naturaleza, (porque no hay nada medible, cuantificable, expresable en números y en fórmulas, en lo que es el pensamiento) por eso tengo derecho a decir: hay una nueva causa que no es materia, y esta nueva causa es lo que llamo el espíritu humano.
Todavía se arguye a veces: es que nosotros estamos tratando de explicar algo que no acabamos de entender y por lo tanto, saltamos, enseguida, a decir que hay una cosa nueva, pero es porque es muy complicado y no se entiende bien, pero... Y me ponen un ejemplo: yo podría traer un pigmeo del centro del África que no ha visto nunca nada más que animales de por allí y nada de técnica y lo pongo enfrente de un televisor. ¿Qué pensará el pigmeo? Empezará a decir que allí hay un espíritu dentro y comenzará a hacerle reverencias. Y nosotros, con nuestro conocimiento tecnológico nos sonreímos y decimos "¡qué va a haber ahí un espíritu! Lo que hay es una corriente eléctrica con electrones chocando contra el tubo". ¿Qué se responde a esto?
La respuesta es que el que tiene razón es el pigmeo. Hay un espíritu. En lo único que se equivoca es en decir que está dentro de la caja. Está en el transmisor, en el estudio de televisión; si no hubiese un espíritu, lo único que tendría uno cuando encendiese el televisor, sería la serie de puntitos y rayas que aparecen cuando no hay transmisión. Y para que haya la transmisión tiene que haber algo más que la corriente eléctrica. Cuando sólo tengo la corriente eléctrica, lo único que se produce es ese juego al azar de puntos blancos y negros que no tienen significado alguno. Para que haya significado hace falta el espíritu, hace falta inteligencia.
De modo que sigue en pie el argumento. Tenemos algo nuevo en el espíritu humano, algo nuevo en el significado, en la consciencia, en la inteligencia. Este "algo" nuevo es de un orden totalmente distinto de la actividad de la materia y, por lo tanto, tengo derecho en toda lógica, a decir que se debe a una causa distinta de la materia.
Con esto llegamos al argumento básico: si el hombre es no sólo materia, sino algo nuevo, este algo nuevo no puede aparecer por mera evolución de la materia. Hay un salto cualitativo entre todos los demás animales y su evolución y la inteligencia humana. Este salto cualitativo sólo puede explicarse por la aparición del espíritu, que, como no es materia, ni procede de la materia, tiene que ser directamente creado por Dios.
De la materia sólo puede salir materia. El espíritu humano no es una secreción de la materia, no es ningún tipo de eflorescencia, por muy poética que sea la palabra, de la materia. Tiene que ser algo que se debe directamente al Creador. Y como este espíritu humano no es materia, tampoco tiene por qué desaparecer automáticamente, cuando desaparece el organismo en que está. Esto es sólo, desde el punto de vista filosófico, la base de la creencia en la supervivencia después de la muerte. En la Teología , naturalmente, tenemos afirmaciones explícitas, como las que decía antes de Cristo, contestando a los saduceos. Por alcanzar el nivel del espíritu, superior esencialmente a la materia, el hombre es la cumbre de la Creación , el fruto más espléndido de toda la evolución del Universo.
El Principio Antrópico nos habla de que todo el Universo está ordenado a que pueda existir el hombre, o que pueda existir la vida inteligente. Para ello se ha preparado la materia durante miles de millones de años con una evolución lenta, gradual, hasta que todo está ya a punto y entonces Dios infunde el espíritu en esa materia y tenemos el ser humano. Esta es la base de nuestra dignidad de personas humanas. No somos simplemente unos monos más listos, somos algo totalmente superior, totalmente nuevo. Por eso tenemos la capacidad de ser responsables, cosa que no tiene ningún animal, porque con la inteligencia va el discernimiento que implica también libertad.
En el mismo libro de Hawking llega a afirmar el autor que si un día tuviésemos una teoría completa de la actividad de la materia, esa teoría tendría también la capacidad de predecir el hecho de que yo esté leyendo ese libro (y todas nuestras acciones libres). Esto es falso. Nuestras acciones libres no tienen nada que ver con esa actividad de la materia. No solamente es verdad eso en lo tocante a nuestra actividad intelectual, sino que en el mismo funcionar de nuestro cuerpo las fuerzas físico-químicas no pueden explicar completamente por qué se mueve mi brazo, por qué se dobla. Se utiliza energía almacenada en los músculos, y esta energía lleva a que se contraigan los músculos, que tiran de los huesos y el brazo se dobla. Pero lo que no se explica es que se dobla cuando yo quiero que se doble. Ese "cuando yo quiero" no entra dentro de ninguna de las fórmulas.